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Inmueble de 1 piso y altillo paramentado en un predio medianero con forma rectangular, cuyas dimensiones son: frente de 6 m y fondo de 4 m, logrando una proporción de 1 a 0.7 veces aproximadamente, con frente sobre la Carrera 1. La ocupación del predio se realiza a través de un volumen compacto con uso de restaurante, al cual se accede directamente desde la calle. Este cuenta con un espacio de baño en la esquina suroccidental, y escaleras por el costado norte. La fachada consta de 1 piso con vanos verticales y alero en madera sobre canes con canal metálica. Está resuelta en 1 plano de paramento, estructurado en 2 ejes de vanos: 1 de ventana de caja en madera y forja al norte u uno de acceso al sur con ventana de caja similar a la anterior, pero de menores dimensiones. El sistema estructural es de muros de carga en adobe y ladrillo y cubierta de vertiente simple en teja de barro con estructura de madera. Al interior, los muros presentan acabados en pañete, mientras en fachada, el acabado es en ladrillo a la vista; los pisos son tablón de gres y listones de madera en el altillo. Todas las carpinterías, tanto al interior, como en el exterior, son en madera. El vano de acceso cuenta además con reja en forja.

Los períodos corresponden a la clasificación propuesta por el Manual de inventario Inmueble expedido por el Ministerio de cultura. Las épocas y siglos identificados en las fichas son aproximados, clasificados de acuerdo con sus caraterísticas del lenguaje arquitectónico, estructura y materiales correspondientes. No obedecen a un estudio exhaustivo de cada inmueble, su precisión será realizada por el estudio histórico que se exija en la presentación de requisitos para su intervención.

Inmueble construido a comienzos del siglo XX, correspondiente al republicano, en una manzana consolidada durante el siglo XIX, denota un lenguaje ecléctico con influencia de la arquitectura del siglo XIX. Destinado para vivienda, hoy en día tiene uso de servicio. Es propiedad de Cenón Beltrán Rodríguez, pero no se conocen datos de autor, diseñador o constructor. En aerofotografías históricas no se reconocen modificaciones tipológicas o en la configuración de cubiertas; al interior, sin embargo, se adicionó un baño y se construyó un altillo en madera; dicho espacio fue iluminado mediante la apertura de un vano de ventana en fachada. No se conocen solicitudes de intervención ni de antecedentes de archivo.

Valor histórico: El inmueble fue construido en las primeras décadas del siglo XX, y pertenece al período Republicano. De fácil lectura en su tipología original y lenguaje arquitectónico, a pesar de las intervenciones de que ha sido objeto, como la construcción de un altillo en madera, para cuyo funcionamiento debió ser abierto un vano de ventana sobre el acceso. Igualmente se construyó un baño en la esquina suroccidental. Aunque las carpinterías de la fachada son compatibles con la estructura y su materialidad, no corresponden a los elementos originales. Es representativa de la arquitectura doméstica del sector, surgido durante el período colonial, y vinculado al espacio del Chorro de Quevedo, lugar de recreo del Zipa a la llegada de los españoles.

Valor estético: De acuerdo con lo descrito y su valoración histórica, el inmueble puede leerse de forma integral a pesar de sus modificaciones. Se trata de un inmueble tradicional representativo de la arquitectura republicana, con una fachada plana cuyos acabados fueron modificados por un acabado en ladrillo a la vista, sin que esto sea un impedimento para que logre insertarse armónicamente en un perfil urbano homogéneo. Al interior conserva sus elementos estructurales, a los que se añadió un mezzanine en madera, también compatible con el lenguaje de la edificación.

Valor simbólico: El inmueble hace parte del conjunto urbano que define el Centro Histórico y es muestra de la arquitectura tradicional, con un diseño modesto de acuerdo con las posibilidades técnicas del contexto; está vinculado al espacio cultural del Chorro de Quevedo, llamado así por la fuente pública instalada por el agustino F. Quevedo en 1832, en un lugar de origen prehispánico y en el que, según la tradición, Jiménez de Quesada estableció su guarnición militar antes de fundar la ciudad. El Chorro se conformó desde la primera mitad del siglo XIX como arrabal de la ciudad en un borde de la quebrada de San Bruno, y se consolidó como barrio a comienzos del siglo XX.