Conjunto San Miguel del Príncipe

Conjunto de inmuebles, con 1 piso en cuerpo frontal, 3 pisos en cuerpo posterior y sótano, paramentado en un predio medianero con forma rectangular, cuyas dimensiones son: frente de 12.8 m y fondo de 52.8 m, logrando una proporción de 1 a 4.1 veces aproximadamente, con frente sobre la Calle 12. La ocupación del predio se realiza a través de volúmenes compactos con patio lateral, correspondientes a unidades residenciales en torno a zonas comunes. A él se accede a través de 2 circulaciones centrales que se unen en otra perimetral con forma irregular bordeando las construcciones. En la crujía de acceso, existen 2 locales de restaurante, intercalados con los accesos, y un acceso vehicular por el occidente, que a través de una rampa conduce a estacionamientos en la parte posterior. Los volúmenes posteriores se desarrollan en 3 niveles a partir del patio principal, conforman 2 volúmenes prismáticos, uno en cada costado del predio. El volumen norte consta de 4 apartamentos con sala comedor, escaleras de caracol, cocina y comedor en primer piso, mientras que el sur contiene solo 3 apartamentos con la misma distribución. La fachada consta de 1 piso con vanos verticales, zócalo escalonado con revoque, friso y cornisa. Está resuelta en el plano de paramento y consta de 5 vanos con arcos rebajados y marco retranqueado: al oriente, 1 de ventana con alfajía en piedra y 1 de acceso; en el centro, 1 de ventana con alfajía en piedra y 1 de acceso con arco de medio punto, y al occidente, 1 de acceso vehicular, con mayor longitud de base. El sistema estructural de muros de carga en ladrillo con cubierta a 2 aguas en teja de barro y estructura de madera; en los volúmenes posteriores la cubierta es transitable. Los muros están revestidos en pañete y pintura, con excepción de la fachada, que es en ladrillo a la vista con elementos decorativos revocados. Los pisos tienen acabado en baldosas de cemento, tablón de gres y de arcilla, y cemento. Las carpinterías, tanto en fachada, como al interior, son en madera, con barandas metálicas.

Los períodos corresponden a la clasificación propuesta por el Manual de inventario Inmueble expedido por el Ministerio de cultura. Las épocas y siglos identificados en las fichas son aproximados, clasificados de acuerdo con sus caraterísticas del lenguaje arquitectónico, estructura y materiales correspondientes. No obedecen a un estudio exhaustivo de cada inmueble, su precisión será realizada por el estudio histórico que se exija en la presentación de requisitos para su intervención.

Conjunto de inmuebles construido entre 1998 y 2000, correspondiente al período contemporáneo, en una manzana de origen colonial, e interviniendo una edificación de las primeras décadas del siglo XX; denota un lenguaje ecléctico con influencia de la arquitectura neoclásica. Destinado para vivienda, hoy en día tiene un uso mixto de vivienda y servicios, y es de propiedad horizontal. En 1926 el inmueble fue adquirido por el arquitecto Carlos Camargo Quiñones, primer profesional de esta disciplina graduado en el país en 1910, autor de la fachada en ladrillo con la que actualmente cuenta. De acuerdo con exploraciones realizadas en 1996 para la propuesta de un proyecto de intervención, el inmueble ha sido modificado recurrentemente desde su construcción, y su distribución espacial respondía a una subdivisión que habían hecho sus propietarios para conformar dos viviendas longitudinales, a lo cual responde el diseño de fachada con 2 accesos; en aerofotografías históricas se observa que ya en 1936 el inmueble consistía en 2 unidades de 2 patios en C. En febrero de 1997 el Consejo de Monumentos Nacionales y la Corporación la Candelaria aprobaron un proyecto de intervención con planos firmados por los arquitectos Carlos Proenza y Enrique Ramírez, que proponía la densificación del predio a través de la implementación de 11 unidades de vivienda y un local comercial, con parqueaderos en semisótano, conservando las 2 crujías principales del patio principal, construyendo volúmenes adicionales en la parte posterior y adaptando un acceso vehicular en la fachada.

Valor histórico: El inmueble fue construido en las ultimas décadas del siglo XX, aunque dadas sus modificaciones es posible filiarlo al período contemporáneo. Estas transformaciones implicaron la demolición de buena parte del volumen original, sin embargo conserva la crujía de acceso y su fachada, diseñada por el arquitecto Carlos Camargo Quiñones, primer profesional de esta disciplina graduado en el país en 1910, por la Facultad de Matemáticas e Ingeniería de la Universidad Nacional. Es representativa de la arquitectura doméstica de este sector tradicional, surgido durante el período colonial, y testigo de importantes transformaciones de la ciudad a lo largo de su historia;

Valor estético: De acuerdo con lo descrito, el inmueble ofrece una lectura parcial de su volumetría original, debido a sus modificaciones. Es representativo del período contemporáneo, aunque conserva elementos republicanos, como la crujía de acceso y el diseño de fachada con elementos repetitivos y una decoración modesta que, junto con su altura, le permiten insertarse de manera armónica en un perfil urbano homogéneo. Los volúmenes construidos en la parte posterior además de fortalecer el uso residencial del centro histórico, fueron desarrollados con una arquitectura sencilla con amplios vanos y una materialidad que los hacen compatibles con la estructura original.

Valor simbólico: El inmueble hace parte del conjunto urbano que define el Centro Histórico y es muestra de la arquitectura doméstica tradicional, con técnicas del período actual. Está vinculado al barrio Egipto, surgido sobre un asentamiento muisca en las faldas del cerro de Guadalupe, con la construcción de la ermita en 1651, y consolidado como un barrio obrero; testigo de la implementación de obras de infraestructura que transformaron la ciudad, y de importantes acontecimientos históricos, el barrio fue escenario de graves problemas de inseguridad durante buena parte del s. XX, tras el auge de la fabricación clandestina de aguardiente. Actualmente en él se desarrolla un proceso de transformación con base en políticas culturales. (Yemail, 2014)