CL 12 C 2 29

Inmueble de 1 piso paramentado en un predio medianero con forma irregular, cuyas dimensiones son: frente de 8.9 m y fondo de 14.4 m, logrando una proporción de 1 a 1.6 veces aproximadamente, con frente sobre la Calle 12 C. La ocupación del predio está establecida por un volumen con dos patios laterales y un traspatio. A él se accede a través de un zaguán lateral junto a un espacio; el corredor lateral lleva a un patio principal lateral, rodeado de otros 4 espacios; para conectar el patio lateral restante y el traspatio, hay una circulación central. La fachada está resuelta en un plano con zócalo revocado con moldura de remate, vanos verticales (friso, cornisa y vierteaguas: 1 de acceso por el oriente y 3 de ventana por el occidente), cornisa denticular y remate en ático con balaustradas. El sistema estructural es de muros de carga en ladrillo y adobe (acabado en pañete y pintura, y en el interior, muchos presentan desprendimientos de revoque), y cubierta a 2 aguas en teja de barro con estructura de madera. Los pisos están revestidos en baldosas de cemento pintado y madera. Aunque conserva parte de las carpinterías originales en madera con calados decorativos en el dintel, muchas fueron reemplazadas por otras más sencillas en el mismo material. En fachada, las carpinterías son igualmente en madera.

Los períodos corresponden a la clasificación propuesta por el Manual de inventario Inmueble expedido por el Ministerio de cultura. Las épocas y siglos identificados en las fichas son aproximados, clasificados de acuerdo con sus caraterísticas del lenguaje arquitectónico, estructura y materiales correspondientes. No obedecen a un estudio exhaustivo de cada inmueble, su precisión será realizada por el estudio histórico que se exija en la presentación de requisitos para su intervención.

Inmueble construido a comienzos del s. XX, correspondiente al periodo republicano, en una manzana surgida durante la colonia, posiblemente sobre un inmueble de este mismo período, denota un lenguaje ecléctico con influencia de la arquitectura del s. XIX. Destinado para vivienda, hoy en día se encuentra en proceso con el IDPC para llevar a cabo un proyecto de restauración dirigido por el arquitecto Carlos Piñeros. Es propiedad de Carlos Alberto León Espinel, pero no se conocen datos de autor, diseñador o constructor. En aerofotografías históricas se observan una tipología original similar a la de los inmuebles al occidente, con 2 patios en C conformando una S, y otro patio adicional en la esquina suroriental, y que el volumen posterior se perdió entre 1984 y 1987, dejando solo el patio principal; probablemente desde este período empezó el proceso de deterioro, que conllevó a su estado actual. En fachada, sin embargo, no se evidencian alteraciones significativas. No se conocen datos de solicitudes de intervención ni de antecedentes de archivo.

Valor histórico: El inmueble fue construido en las primeras décadas del XX, y pertenece al período Republicano. De fácil lectura en su tipología original a pesar de haber perdido parte de la volumetría posterior original, de la que solo se conservaron algunos muros. Presenta un avanzado estado de deterioro en el que muchos elementos decorativos al interior se perdieron; la fachada, sin embargo, se conserva sin alteraciones. Es representativa de la arquitectura doméstica del sector, surgido durante el período colonial, y vinculado al espacio del Chorro de Quevedo, lugar de recreo del Zipa a la llegada de los españoles.

Valor estético: De acuerdo con lo descrito y su valoración histórica, el inmueble puede leerse de forma parcial debido a la pérdida de una parte de su volumetría original. Se trata de un inmueble tradicional representativo de la arquitectura republicana y de la influencia del lenguaje academicista con referencias y variaciones locales del s. XIX. Consta de una fachada plana con elementos decorativos resaltando la verticalidad de los vanos e insertándose armónicamente en un perfil urbano homogéneo con elementos de diseño repetitivo; en ella destaca la ornamentación de marcos de ventana, la cornisa y el ático con balaustres. Al interior conserva su organización en torno a patios laterales, con puertas decoradas con calados en madera.

Valor simbólico: El inmueble hace parte del conjunto urbano que define el Centro Histórico y es muestra de la arquitectura tradicional, con un diseño modesto de acuerdo con las posibilidades técnicas del contexto; está vinculado al espacio cultural del Chorro de Quevedo, llamado así por la fuente pública instalada por el agustino F. Quevedo en 1832, en un lugar de origen prehispánico y en el que, según la tradición, Jiménez de Quesada estableció su guarnición militar antes de fundar la ciudad. El Chorro se conformó desde la primera mitad del siglo XIX como arrabal de la ciudad en un borde de la quebrada de San Bruno, y se consolidó como barrio a comienzos del s. XX.