KR 2 A 12 B 25

Inmueble de 1 piso paramentado en un predio medianero con forma irregular, cuyas dimensiones son: frente de 15.9 m y fondo de 8.74 m, logrando una proporción de 1 a 0.5 veces aproximadamente, con frente sobre la Carrera 2 A (Callejón del Embudo). La ocupación del predio está establecida por un volumen con patio lateral. El uso es comercial, restaurante. A él se accede desde la calle a través de una circulación central que conduce directamente al patio, en torno al cual existen 6 espacios. La fachada está resuelta en 1 plano con zócalo pintado, un único vano vertical de acceso y sobradillo en teja de barro. El sistema estructural es de muros de carga en ladrillo pañetados y pintados, y la cubierta a 2 aguas en teja de barro con estructura de madera. Los materiales de los pisos son en ladrillo y en baldosa. La carpintería tanto exterior como interior es en madera.

Los períodos corresponden a la clasificación propuesta por el Manual de inventario Inmueble expedido por el Ministerio de cultura. Las épocas y siglos identificados en las fichas son aproximados, clasificados de acuerdo con sus caraterísticas del lenguaje arquitectónico, estructura y materiales correspondientes. No obedecen a un estudio exhaustivo de cada inmueble, su precisión será realizada por el estudio histórico que se exija en la presentación de requisitos para su intervención.

Inmueble construido a finales del s. XIX o comienzos del XX, correspondiente al periodo republicano, en una manzana surgida durante la colonia, posiblemente sobre un inmueble de este mismo período, denota influencia del lenguaje tradicional propio de la arquitectura vernácula. Destinado para vivienda, hoy en día tiene uso comercial. Es propiedad de Rodolfo Rico, pero no se conocen datos de autor, diseñador o constructor. En aerofotografías históricas no se observan modificaciones tipológicas significativas, aunque sí en la materialidad de la cubierta; tampoco se evidencian alteraciones en fachada, pero no se cuenta con información a partir de la cual describir intervenciones al interior. No se conocen datos de solicitudes de intervención ni de antecedentes de archivo.

Valor histórico: El inmueble fue construido posiblemente en las últimas décadas del s. XIX o primeras del XX, y pertenece al período republicano, en un área definida por el paso de la quebrada de San Bruno. De fácil lectura en su tipología original y lenguaje arquitectónico debido a que no evidencia modificaciones sustanciales, más allá de la implementación de un tanque elevado de agua. Posiblemente en períodos anteriores se aplicaron soluciones técnicas en respuesta a deficiencias en el sistema constructivo, lo que resultaría en la irregularidad de la superficie de la fachada. Es representativa de la arquitectura doméstica del sector, surgido durante el período colonial, y vinculado al espacio del Chorro de Quevedo, lugar de recreo del Zipa a la llegada de los españoles.

Valor estético: De acuerdo con lo descrito y su valoración histórica, el inmueble puede leerse de forma integral debido a que no evidencia modificaciones sustanciales. Se trata de un inmueble tradicional representativo de la arquitectura republicana aun con rasgos de la arquitectura tradicional, evidente en un diseño de fachada modesto, desprovisto de ornamentación, sobre la que se apoya un sobradillo en teja de barro. La fachada, con retrocesos en la parte superior, es muestra de las posibles soluciones técnicas realizadas en algún momento como respuesta a deficiencias del muro, y conserva una altura que le permite insertarse armónicamente en un perfil urbano homogéneo.

Valor simbólico: El inmueble hace parte del conjunto urbano que define el Centro Histórico y es muestra de la arquitectura tradicional, con un diseño modesto de acuerdo con las posibilidades técnicas del contexto; está vinculado al espacio cultural del Chorro de Quevedo, llamado así por la fuente pública instalada por el agustino F. Quevedo en 1832, en un lugar de origen prehispánico y en el que, según la tradición, Jiménez de Quesada estableció su guarnición militar antes de fundar la ciudad. El Chorro se conformó desde la primera mitad del siglo XIX como arrabal de la ciudad en un borde de la quebrada de San Bruno, y se consolidó como barrio a comienzos del s. XX.