KR 2 12 B 28

Inmueble de un piso paramentado en un predio medianero de forma irregular cuyas dimensiones son: frente de 11,30 m y fondo de 8,70 m, logrando una proporción de 1 a 1,29 veces aproximadamente con frente sobre la Carrera 2. La ocupación del predio se realiza a través de un volumen de patio posterior cubierto, su acceso es lateral a través de un hall que reparte a dos espacios que no poseen un uso específico; detrás de uno de estos con vista a la calle se encuentra una alcoba, mientras al fondo del predio detrás del segundo la zona de ropas que está actualmente cubierta. Su fachada consta de un nivel con 2 vanos rectangulares de ventana y uno de acceso en el costado oriente, zócalo pintado y remate de alero de caja. Su sistema estructural es de muros de carga de adobe y ladrillo, su cubierta conserva secciones de la estructura en madera a 2 aguas. Los muros cuentan con revestimiento de pañete y pintura: Los dinteles de sus vanos internos son en madera; la carpintería original de madera en el exterior fue reemplazada por metálica y en algunas ventanas se añadieron forjados de hierro. Su cubierta conserva la sección frontal del primer cuerpo en teja de barro, mientras la demás área fue remplaza por teja de zinc y teja de fibrocemento.

Los períodos corresponden a la clasificación propuesta por el Manual de inventario Inmueble expedido por el Ministerio de cultura. Las épocas y siglos identificados en las fichas son aproximados, clasificados de acuerdo con sus caraterísticas del lenguaje arquitectónico, estructura y materiales correspondientes. No obedecen a un estudio exhaustivo de cada inmueble, su precisión será realizada por el estudio histórico que se exija en la presentación de requisitos para su intervención.

Inmueble construido a finales del siglo XIX perteneciente al periodo Republicano. Actualmente posee el uso para el cual es destinado, es decir residencial. No se conoce su autor ni constructor y hoy es propiedad de Leonor Rigueros de Pedraza. Es reconocido por localizarse cerca de la Plazoleta del Chorro de Quevedo, antigua guarnición militar del conquistador Gonzalo Jiménez de Quesada. Allí en 1832, el padre agustino Quevedo instaló una fuente pública que se mantuvo hasta 1896, año en que fue demolida tras la caída de un muro, sin embargo, en 1969 se reconstruyó, al tiempo que también se construyó la ermita de San Miguel del Príncipe a imagen de la Capilla del Humilladero, primera iglesia de Bogotá. La manzana donde se localiza el inmueble antiguamente era atravesado por una de las vertientes del Río San Francisco y era parte del Llano de los Jubilados, por lo cual su urbanización fue tardía, sin embargo, a principios de siglo XX de acuerdo con las aerofotografías históricas de la ciudad, se muestra que el predio, probablemente de una delimitación diferente y unido a los que se localizan al lado occidente, era ocupado por parte de una edificación de una nave frontal y un cuerpo adosado en su parte posterior, compuesta de una crujía transversal y otra longitudinal; en la actualidad es el único predio de la división que conserva la edificación y está formado por un volumen de patio posterior cubierto. No se conocen datos de solicitudes de intervención ni de antecedentes de archivo.

Valor histórico: Inmueble construido a finales del siglo XIX perteneciente al periodo Republicano, es la única parte que se conserva de una antigua edificación de una nave frontal y un volumen compuesto de una crujía transversal y otra longitudinal. Así mismo, permanece su sistema estructural de muros de carga en ladrillo y adobe, y parte de la estructura en madera de la su cubierta.

Valor estético: De acuerdo con lo descrito y su valoración histórica el inmueble tiene una lectura difusa, ya que posiblemente es una subdivisión de una edificación mayor que ocupaba también los predios colindantes al lado occidente. Su sistema estructural de muros de carga de adobe y ladrillo, dinteles, estructura de cubierta en madera a 2 aguas y con acabado de teja de barro, es representación de la técnica constructiva y materiales de la época. Su estado de conservación es regular debido a la falta de mantenimiento. Dentro del perfil urbano, es una de las pocas construcciones que se conservan y que por lo tanto guarda elementos que recrean la imagen histórica del centro.

Valor simbólico: No se conocen datos o valoraciones previas que soporten su valor simbólico.