CL 10 1 55

Inmueble de 1 piso paramentado en un predio medianero con forma rectangular, cuyas dimensiones son: frente de 8 m y fondo de 32 m, logrando una proporción de 1 a 4 veces aproximadamente, con frente sobre la Calle 10. Conforma una unidad arquitectónica con el predio 037, cuyas dimensiones suman: frente de 8 m y fondo de 49 m. La ocupación del predio se realiza a través de 2 volúmenes separados por un patio, el primero corresponde a la crujía frontal que se conserva de la construcción original, mientras el segundo es un volumen compacto aislado. Su fachada consta de 1 cuerpo paramentado con 4 vanos rectangulares, zócalo de lajas de piedra y alero de esterilla con canes de madera a la vista. Cuenta con un vano central con portada en piedra, correspondiente al acceso principal, y que hoy es una ventana; al oriente se localizan 2 vanos de ventana y al occidente, 1. Todas las ventanas cuentan con una carpintería metálica y 4 varillas horizontales superpuestas a manera de reja. Su sistema estructural es de muros de carga con revestimiento de pañete y pintura, su cubierta es a 2 aguas en teja de barro con estructura de madera.

Los períodos corresponden a la clasificación propuesta por el Manual de inventario Inmueble expedido por el Ministerio de cultura. Las épocas y siglos identificados en las fichas son aproximados, clasificados de acuerdo con sus caraterísticas del lenguaje arquitectónico, estructura y materiales correspondientes. No obedecen a un estudio exhaustivo de cada inmueble, su precisión será realizada por el estudio histórico que se exija en la presentación de requisitos para su intervención.

Parte de un inmueble procedente de finales del siglo XIX, correspondiente al período republicano. Actualmente conserva el uso residencial para el cual fue destinado y es propiedad de Roberto Simón Vélez Jaramillo. No se conoce su diseñador ni constructor. Según se observa en aerofotografías históricas, a comienzos del siglo XX los predios que forman la unidad eran ocupados por un volumen con patio lateral, patio posterior y solar. Esta ocupación permaneció hasta finales de siglo como se aprecia en la aerofotografía de 1976. Actualmente según vista satelital, se conserva solo la crujía frontal, y en la parte posterior, cuenta con un volumen compacto aislado del primero. Hoy además se conecta interiormente con el predio colindante por el occidente, 024. De acuerdo con archivos de revisión documental, en el 2004 la Corporación la candelaria da respuesta favorable al dueño del predio, Simón Vélez Jaramillo, para realizar las obras de restauración de la fachada y de la cubierta del tramo frontal.

Valor histórico: Inmueble construido a finales del siglo XIX, correspondiente al período republicano. Actualmente solo conserva la crujía frontal del volumen original, en el resto del predio hoy existe un volumen de distintas características. El volumen frontal es testimonio de la arquitectura doméstica desarrolla en la ciudad en el período republicano, reflejo de la situación económica, política y cultural del país, asimismo, su sistema estructural y materiales empleados son muestra del avance científico y tecnológico en el ámbito de la construcción.

Valor estético: El inmueble permite una lectura parcial de su tipología, debido a que aún conserva elementos, como la crujía frontal, que dan cuenta de la configuración inicial del volumen. Esta parte conserva su sistema estrcutural y su diseño de fachada, con algunas modificaciones, que dentro del conjunto urbano ayuda a la conformación de una imagen histórica homogénea, ya que su altura se iguala a la de las edificaciones colindantes y la composición de su fachada guarda elementos semejantes con las casas vecinas, como son su zócalo, marcos de vanos y alero. En el perfil destaca por ser la única con zócalo en lajas de piedra.

Valor simbólico: El inmueble hace parte del conjunto urbano que define el Centro Histórico y es muestra de la arquitectura doméstica tradicional, con un diseño modesto de acuerdo con las posibilidades técnicas de la época. Está vinculado al barrio Egipto, surgido sobre un asentamiento muisca en las faldas del cerro de Guadalupe, con la construcción de la ermita en 1651, y consolidado como un barrio obrero; testigo de la implementación de obras de infraestructura que transformaron la ciudad, y de importantes acontecimientos históricos, el barrio fue escenario de graves problemas de inseguridad durante buena parte del s. XX, tras el auge de la fabricación clandestina de aguardiente. Actualmente en él se desarrolla un proceso de transformación con base en políticas culturales. (Yemail, 2014)